La caja de pandora está abierta (he encendido el mac), y en su interior hay restos de un pasado como diseñador gráfico que no puedo olvidar.
Aquí van unas abejitas que me curré en su día para componer un cartel que presenté a un concurso, que por supuesto no gané, el cartel tampoco lo merecía (todo sea dicho).
Qué malo es hacer las cosas deprisa y corriendo.